
Informacion de los Monumentos de Cañete de las Torres






ERMITA DE NTRA. SRA. DEL CAMPO
(Cañete de las Torres)
Dedicada a María Santísima del Campo, patrona de la villa.
El primitivo santuario fue construido con motivo de la aparición, se remonta al siglo XIII o XIV.
La fecha más antigua de la que se tiene constancia, alcanza los años 60 del XVI, de la que se cree podría ser la actual disposición del templo.
ERMITA DE JESÚS NAZARENO
(Cañete de las Torres)
Ermita de una sola nave con puerta a los pies. Según, un documento de 1877 ésta era conocida como la ermita de Nuestra Señora de la Concepción. Es toda ella de piedra, las pilastras con resaltes, la rosca del arco moldurada y dentro del frontón partido, una hornacina venerada con frontón triangular. En su interior presenta una cruz de piedra. La espadaña es de ladrillo con un solo vano.
PARROQUIA DE NTRA. SRA. DE LA ASUNCIÓN
(Cañete de las Torres)
Aunque la fundación de esta iglesia puede datar del siglo XIII, cuando era obispo don Fernando de Mesa, los restos más antiguos conservados corresponden al siglo XV, mientras que la mayoría de la fábrica actual pertenece a los siglos XVII y XVIII.
CASTILLO DE CAÑETE DE LAS TORRES
(Cañete de las Torres)
De él solo se conservan dos torres, la del homenaje entre ellas. Se encuentra en la plaza principal de la población. Las fuentes históricas nos dicen que este castillo fue tomado por el emir Abdalá en el año 906.
En su origen fue una fortaleza musulmana. En el siglo XIV, Alfonso Fernández de Córdoba levanta sobre él el castillo que posteriormente se ampliaría y reformaría. Destacamos la Torre del Homenaje y otra más pequeña. La primera que en la actualidad sirve de entrada al recinto es casi toda de piedra, de sillarejos y sillares de otras construcciones. La segunda torre se sitúa en el ángulo noroeste. Es de materiales similares a la anterior pero de menor tamaño y de construcción maciza. En el interior se disponen dos cámaras superpuestas abovedadas.
El Arco de Cañete de las Torres
(Cañete de las Torres)
Bajo la sacristía de la iglesia parroquial de la Asunción, un túnel al que llaman arco horada la blanca mansedumbre del edificio para comunicar la calle de Jaén con la de Jacinto Benavente, cuyo tránsito, quince pasos, “se hace en un suspiro”, como escribió el periodista Eusebio Borrajo. La piedad popular aprovechó su recogimiento para abrir una hornacina con la imagen del Ecce Homo, ante el que se santiguaban los cañeteros con atávica espontaneidad. Pero desde que hace unos años gentes indeseables sustrajeran la imagen, la hornacina permanece tristemente vacía, aunque pervive junto a ella la inscripción en azulejo, ya sin demasiado sentido: “Tras los hierros de esta reja / mira a tu Cristo doliente; / salúdale reverente / y escucha su amarga queja”.